La arquitectura danesa no deja de cosechar piropos desde distintas parte del mundo. Como también sucede con el diseño, más allá de las fronteras nacionales se habla de un país que se alza como referencia de calidad y buen hacer. Aquí un recorrido histórico para comprender el pasado que sostiene al prestigio.
Nota escrita en 2008 por Álvaro de Benito basada en Factsheet Denmark, publicación del Ministerio de Exteriores de Dinamarca, y actualizada en 2020 por Andrea Galaxina
Los materiales. Sin piedras en el camino
Durante los últimos años, la arquitectura danesa se ha fijado en las tendencias del estilo internacional que impera en el planeta. Sin embargo, lo ha hecho con el toque exclusivo que otorga lo escandinavo y, más en concreto, lo específicamente danés. En algunos casos, esta predisposición se llevó a cabo empleando los materiales estándar de la nueva arquitectura, como el acero y el cristal: muchos de los edificios de los últimos tiempos derivaron en construcciones minimalistas, que representan un funcionalismo más actual.
Al mismo tiempo, la arquitectura enfocada a servicios difiere bastante de aquellas propuestas que se destinan a construcciones residenciales o a obras más delimitadas. Si hubiera que analizar uno por uno los detalles que caracterizan a los trabajos contemporáneos, posiblemente convenga retrotraerse algunos siglos. ¿Por qué? Porque las estructuras y los materiales que se emplean en la actualidad en sectores como el residencial, evidencian la gran influencia de las construcciones de la cultura vikinga y tradicional escandinava. Debido a la escasez de piedra en la región, materiales como el ladrillo o la madera, omnipresentes en los paisajes urbanos y rurales del país, son los que conforman las nuevas construcciones.
Los materiales tradicionales se aplican también en las funciones ecológicas y de construcción sostenible, a la orden del día en el afán mundial por preservar –o al menos intentarlo…– el medioambiente. En este campo, destacan los nombres de Lene Tranberg y Boje Lundgaard. Pero mucho antes de las aplicaciones de las últimas tecnologías, materiales y diseños, en la antigüedad la arquitectura danesa ya destacaba como una de las mejores planificadas.
La prehistoria. Arquitectura y religión
Como en muchas culturas occidentales, las primeras referencias se enfocan en las instalaciones de carácter castrense o defensivo. Los primeros ejemplos son los campamentos militares de Trelleborg, Aggersborg y Fyrkat, que datan de principios del Siglo XI: se trata de fortalezas situadas en desniveles artificiales del terreno, de forma circular, y que contaban con una red de calles cruciforme y simétrica, sobre las que derivaban otros ramales menores. La llegada del cristianismo trajo consigo nuevas formas estructurales en las construcciones destinadas al culto. En aquel entonces las iglesias se construían con madera, pero en algunos casos fueron reemplazándose con la escasa piedra que facilitaba el país.
Catedral de Viborg / Catedral de Roskilde (Foto: Visit Roskilde)
En el Siglo XII, la expansión de la nueva religión tanto por la península de Jutlandia como por las islas danesas ubicó la construcción de catedrales en el primer plano de los intereses arquitectónicos; en aquella época se construyeron las de Lund, Viborg y Ribe. En el campo, los templos mantenían la estructura de un único coro y, en algunas excepciones, el ábside. La catedral de Roskilde, cuyo inicio data de 1170, es reconocida como una de las primeras construcciones realizadas en ladrillo, un material que a partir de esa fecha marcó el estilo tan peculiar y característico de la arquitectura religiosa.
Renacimiento y Barroco. Residencias y expansión rural
El Renacimiento irrumpió salpicando los terrenos de la península: derivó en las islas de construcciones residenciales de carácter rural y en la edificación de palacios y complejos de recreo. En este aspecto destacan el Palacio de Frederiksberg –que recoge influencia de la arquitectura de los Países Bajos–, y las casas solariegas de Hesselagergård y Egeskov. Antes del asentamiento del periodo barroco, una de las grandes figuras históricas danesas de todos los tiempos, el rey Christian IV, reforzó la presencia de edificios institucionales en la capital, y diseñó un plan que incluía la construcción de edificaciones como la Bolsa o la Torre Redonda.
Palacio de Frederiksberg / Bolsa de Copenhague / Palacio de Fredensborg / Iglesia del Salvador
Asimismo, dedicó esfuerzos a la creación de nuevos núcleos urbanos alrededor de los ya existentes, como Nyboder o Christianshavn, o a planificar y levantar nuevas ciudades como Kristianstad. La llegada del Barroco lo inundó todo con su estilo, tanto en el plano residencial como en el institucional y el religioso. Hoy, un paseo por las principales ciudades del país permite observar la enorme influencia de este periodo en las construcciones de palacios, iglesias y mansiones. Las principales obras de referencia son la Iglesia del Salvador de la capital, que data de 1696, obra de Lambert van Haven (1630-1695); el Palacio de Fredensborg, de Johan Cornelius Krieger (1683-1755), finalizada en 1722; y el Palacio de Christiansborg, de 1733.
El Rococó. La aparición de los nombres propios
La vuelta de tuerca al Barroco que supuso el Rococó tiene en Nicolai Eigtved a su figura principal: la configuración del barrio de Frederiksstaden es un ejemplo claro de las contribuciones de este arquitecto al urbanismo nacional. A pesar de su muerte en 1754, el barrio siguió desarrollándose. La iglesia proyectada para la barriada, uno de los iconos de aquel momento, pasó a ser responsabilidad de otro Nicolas, esta vez el francés Nicolas-Henri Jardin, quien introdujo el neoclasicismo en el plan original de esta construcción, aunque no fue él quien finalmente culminó la obra.
Palacio de Bernstorff / Palacio Amarillo
Del periodo neoclásico, cabe destacar obras cumbre como el Palacio de Bernstorff (1759-1768) y el Palacio Amarillo, construidos entre 1764 y 1767. Jardin contaba entre sus discípulos a Caspar Frederik Harsdorff (1735- 1799), que se convirtió en la referencia de los arquitectos de finales del Siglo XVIII. Entre sus trabajos destacan la columnata de Amalienborg y la capilla de Frederic V en la Catedral de Roskilde, así como algunas intervenciones en Copenhague. A Harsdorff le siguen referentes como Christian Frederik Hansen (1756-1845), más relacionado con el Neoclasicismo; Gustav Friedrich Hetsch (1788-1864), uno de los grandes nombres del Clasicismo; y Michael Gottlieb Bindesbøll (1800-1856). Con sus obras se entra de lleno en el Siglo XIX.
Siglo XIX. Dos tendencias históricas
Hansen exhibió un diseño más cercano a los conceptos clásicos, con predominio de cierta sencillez y grandes espacios, dos características que pueden observarse en la Casa Consistorial de Copenhague, el Palacio de Justicia, el Palacio de Christiansborg y la Iglesia de Nuestra Señora, de 1826. De Hetsch puede resaltarse su incidencia en cierta renovación de los estilos tardíos del Clasicismo, mientras que Gottlieb Bindesbøll introdujo la policromía en algunas de sus obras como el Museo Thorvaldsen, de 1848, situado en Copenhague. La segunda mitad del Siglo XIX fue invadida por el Historicismo, con dos nombres clave imponiéndose sobre el resto: Johan Daniel Herholdt (1818-1902), líder de la denominada «línea nacional», y Ferdinand Meldahl (1827-1908), representante de la «corriente internacional».
Palacio de Christiansborg / Museo Thorvaldsen
La «línea nacional» tiene en la Biblioteca de la Universidad de Copenhague (1861) su máximo exponente. En los años sucesivos, esta corriente fue continuada por Martin Nyrop (1849-1921), que la convirtió en una tendencia vinculada con un nacionalismo más romántico: el Ayuntamiento de Copenhague, realizado en 1905, pasó a la historia como el edificio insignia del movimiento. Por su parte, la «corriente internacional» representada por Meldahl tuvo, como es lógico, una mayor influencia de los movimientos extranjeros y de los estilos que se promovían más allá de las fronteras. Como curiosidad, hay que decir que es este arquitecto quien, después de casi dos siglos y medio, logró finalizar las obras de la Iglesia de Frederiksstaden.
Principios del Siglo XX. Clasicismo nórdico y funcionalismo
La arquitectura danesa en el Siglo XX se inauguró con una ruptura de los iconos históricos de movimientos como el Neobarroco, el Art Nouveau o el Jugendstil. De esta forma, surge una nueva corriente clasicista. Carl Petersen (1874-1923) edificó el Museo de Faaborg en 1915, la construcción que es considerada como la primera expresión del Clasicismo nórdico del Siglo XX, un estilo que propugnaba la construcción con valores como la regularidad, la simetría y las secuencias rítmicas.
Edificio Hornbækhus / Edificio Bellavista / Universidad de Aarhus / Edificio Vestersøhus
De esta época son los edificios residenciales Hornbækhus, de Kay Fisker (1893-1965) o la Jefatura de Policía de Copenhague de 1924, construida por Hack Kampmann (1856-1920). El Funcionalismo hizo su aparición en los años 30 en Alemania: las ideas socialistas, racionalistas y de carácter funcional fueron elevadas como la base del nuevo movimiento. De este modo, se introdujeron los materiales que han predominado hasta la fecha en los estilos internacionales: hormigón, hierro y cristal. Las obras principales del Funcionalismo internacional en Dinamarca son algunos trabajos de Mogens Lassen (1901-1987) y de Arne Jacobsen (1902-1971), entre los que se destacan determinados complejos residenciales y el Bellavista, de 1934, en Klampenborg.
La Universidad de Aarhus, de Fisker, C.F. Møller (1898-1988) y Povl Stegmann (1888- 1944), cuyos comienzos datan de 1932, recogió la vertiente imperante, pero también reinsertó elementos tradicionales tanto en la forma como en los materiales. Este mismo concepto se perpetuó en otros edificios de la época como el edificio Vestersøhus de Copenhague, de 1939, construido también por Fisker y Møller.
La II Guerra Mundial. El modernismo americano
La década de los 40 está enormemente marcada por la II Guerra Mundial, lo que supuso una interrupción en el estallido de ideas; el vacío apenas fue salvado por algunas obras de Viggo Møller-Jensen. Al tiempo, la segunda mitad de siglo comenzó con un acercamiento a los postulados del Movimiento Moderno estadounidense: irregularidades en las plantas, amplitud de espacios y un papel importante de la luminosidad, con el reinado del cristal como elemento de comunicación hacia el exterior.
Ayuntamiento de Rødovre / Tinggården / SAS Royal Hotel de Copenhague (exterior e interior)
En este período destacan Jørn Utzon (1918-2008), Jørgen Bo (1919-1999) y Vilhelm Wohlerts (1920-2007), gracias a su construcción del Museo de Arte Moderno de Louisiana, de 1958. Pero si hubiera que quedarse con un nombre definitivo de este periodo, sin duda sería el de Arne Jacobsen. Jacobsen, que también era un destacado diseñador, se impone como el principal exponente de este movimiento, ya que diseñó y construyó dos de las obras principales de la arquitectura danesa contemporánea –el Ayuntamiento de Rødovre, de 1955, y el SAS Royal Hotel de Copenhague, de 1961–, aplicando todos y cada uno de los principios del internacionalismo, con formas sencillas y rígidas en su construcción.
En los 60 comenzó la construcción de edificios prefabricados de diseño puramente escandinavo como el Høje Gladsaxe, erigido en 1964 por Povl Ernst Hoff (1903-1992) y Bennet Windinge (1905-1986). Pero el Movimiento Moderno bajó en intensidad en relación a la construcción de viviendas con la edificación de Tinggården, un conjunto residencial de casas de altura reducida que el estudio Tegnestuen Vandkunsten construyó en Herfølge en 1978. De esta manera se materializaba, por vez primera, la alternativa al concepto de edificación residencial con la construcción de viviendas integradas en la naturaleza. Este lenguaje introduce el Postmodernismo, que culmina con la construcción de edificios como Villa Atzen, en Horsens, de 1986.
Postmodernismo. La actualidad
El Postmodernismo se desarrolló en las últimas décadas, en paralelo con otras corrientes como el Tardomodernismo del Museo de Arte Nordrhein-Westfalen de Düsseldorf, de 1986 –obra de Dissing+Weitling–, el Museo Nacional de Bahrain de 1988 –de KHR AS– o el Arco de la Défense de París, de 1989, de Johan Otto von Spreckelsen (1929-1987). El estudio de Jacob Blegvad (1921-2010) y Claus Bonderup (1943) inauguró el Neorracionalismo con una firme propuesta para el centro urbano de Høje Taastrup, realizado en 1978. Los elementos clásicos aparecen en la obra de Poul Ingemann (1952); de un modo menos evidente, el Deconstructivismo logró instaurarse en algunos edificios, como por ejemplo el Museo de Arte Moderno ARKEN, de Søren Robert Lund (1962), construido en 1996 y en los juzgados de Holstebro, de 1992, a cargo de 3XNielsen.
La entrada del Siglo XXI ha traído en Dinamarca una gran explosión constructiva. La renovación de espacios periféricos de las ciudades, así como de los centros urbanos para ajustarse a las nuevas necesidades medioambientales y sociales, ha propiciado que diferentes firmas arquitectónicas hayan desarrollado alguno de los proyectos constructivos más interesantes del norte de Europa. La nueva arquitectura danesa se ajustará a los principios claves de ecología, respeto por el entorno y uso de materiales sostenibles. La búsqueda de un menor impacto, en términos ambientales, y un esfuerzo por humanizar cada vez más los edificios será definitorio de estos nuevos proyectos.
Høje Taastrup / Museo de Arte Moderno ARKEN / Utzon Center / Isbjerget
Entre las obras más relevantes realizadas desde mediados de los años 2000 destacan el Utzon Center (2008) realizado por el imprescindible arquitecto Jørn Utzon (1918-2008) y su hijo Kim (1957), situado en Aalborg; el trabajo de la firma BIG, con proyectos como el Museo Marítimo de Dinamarca (2013), ubicado en Elsinor o el complejo residencial 8TALLET (2008) en Copenhague; los proyectos de Henning Larsen Architects como el espacio de viviendas conocidas como Bølgen (2009-2018), situado en Vejle o el Museo Moesgaard (2014) en Aarhus.
También en Aarhus está situado otro importante complejo residencial que se ha ganado los elogios de la comunidad arquitectónica internacional, se trata de Isbjerget (2013) realizado por los estudios daneses CEBRA y JDS junto a la firma francesa Louis Paillard y la holandesa SeARCH. Por su parte, el artista Olafur Eliasson, junto a Sebastian Behmann, también ha realizado su primer trabajo arquitectónico con la obra Fjordenhus (2018) un edificio de oficinas situado en Vejle. Estas son solo algunas de las muchas nueva edificaciones realizadas en Dinamarca en los últimos años. Estamos presenciando un momento realmente vital y creativo de la arquitectura danesa, pero a su vez comprometido con los tiempos en los que vivimos.
Este texto es parte del informe ¿Qué pasa en Dinamarca?