Arquitectura noruega

Cronología de la arquitectura noruega

La historia de la arquitectura en Noruega ha pasado por fases muy diferentes: desde unos orígenes pobres de los que nos han llegado pocos vestigios, pasando por una adhesión a las corrientes del norte de Europa con resultados no demasiado destacables, hasta acabar situándose como un referente de la nueva arquitectura contemporánea mundial. La capacidad constructiva en Noruega ha estado muy ligada a la situación económica, religiosa y política del país, y cada momento ha dado unos resultados arquitectónicos propios de sus circunstancias históricas. Aunque el camino no ha sido fácil, el Siglo XX y los inicios del XXI han colocado al país en una posición de prestigio. Hoy sus obras son admiradas en todo el mundo y sus arquitectos participan en proyectos a lo largo y ancho del planeta.

 

DE LA EDAD MEDIA AL BARROCO

Las condiciones climáticas adversas se unirán al hecho de que los primeros pobladores de Noruega contaban con pocos recursos. Su economía era de subsistencia y de carácter nómada, por tanto no facilitaba los establecimientos permanentes en un lugar y las construcciones que se realizaban estaban hechas con materiales pobres que no han llegado hasta nuestros días. Estas circunstancias han hecho que los primeros vestigios arquitectónicos reseñables de Noruega sean ya de la Edad Media.

Cuando a principios del Siglo XI el rey Olaf II cristianiza el país, se empiezan también a construir edificios ligados a la nueva fe cristiana. Encontramos así las primeras catedrales. La más antigua, la Catedral de Stavanger, cuya construcción tuvo lugar aproximadamente entre los años 1100 y 1125, cuenta con una mezcla de estilos románico y gótico. Pero sin duda la catedral más impresionante del país, la más grande y uno de los mejores ejemplos del gótico escandinavo es la Catedral de Nidaros en Trondheim.

Arquitectura noruega Catedral de Nidaros

Catedral de Nidaros – Foto: Visit Norway

Construida en diferentes fases entre los años 1120 y 1320, este edificio tiene un gran valor simbólico pues allí descansan los restos de San Olaf, el principal santo noruego, motivo por el que se convirtió en uno de los más importantes centros de peregrinación nórdicos.

No obstante, cuando pensamos en iglesias y en Noruega lo primero que nos viene a la mente son las iglesias de madera o stavkirker. Estos edificios son de los más icónicos de la arquitectura noruega. Comúnmente realizadas en madera de pino, se empiezan a construir desde la Edad Media hasta finales del Siglo XV. De tamaños y alturas muy variados, algunas rozan lo monumental. La técnica constructiva utilizada les ha permitido llegar hasta nuestros días gracias a su resistencia ante las condiciones climáticas y el paso del tiempo. Su decoración toma motivos vikingos y va a influir en la arquitectura que se realizará en el país siglos después. En la actualidad en Noruega se conservan veintiocho stavkirker medievales entre las que destacan la Iglesia de madera de Urnes, construida alrededor de 1130 y declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco o la monumental Iglesia de madera de Borgund de finales del Siglo XII.

Arquitectura noruega

Iglesia de madera de Borgund / Iglesia de madera de Urnes – Fotos: Pål Bugge – Visit Norway

Aunque la arquitectura religiosa va a dominar en época medieval, hasta nuestros días han llegado también interesantes ejemplos de arquitectura secular. Uno de ellos es el Håkonshallen en Bergen, una de las construcciones más antiguas y mejor conservadas de Noruega. Se construyó por encargo del rey Håkon Håkonsson entre los años 1247 y 1261, momento en el que Bergen era la capital y centro político de Noruega. Así, el monumental Håkonshallen fue residencia real, sala de banquetes y recepciones además de almacén. Realizado en piedra de estilo gótico inglés, forma parte del conjunto de edificios situados en la fortaleza de Bergenhus que, además de centro político, fue el centro religioso y militar del país hasta finales del Siglo XIV.

A mediados del Siglo XIV Bergen vuelve a llamar nuestra atención, esta vez por las construcciones que realizarán en la ciudad los miembros de la Hansa, asociación de comerciantes alemana. Durante la Edad Media, Bergen se convirtió en uno de los centros neurálgicos del comercio marítimo en el Mar del Norte y el Báltico, dominados por la Hansa desde el Siglo XII. De este modo la ciudad y los barrios se irán constituyendo en torno a esta actividad comercial.

Ante las posibilidades que ofrecía la ciudad noruega, los alemanes empiezan a adquirir propiedades, se asientan allí y se hacen con el dominio de la ciudad durante dos siglos. El barrio de Bryggen es el conjunto más paradigmático de la presencia de la Hansa en Noruega. Aunque su origen se remonta a tiempos anteriores a la llegada de los alemanes, es con ellos cuando sus construcciones adquieren su icónico aspecto. En Bryggen encontramos un conjunto de casas de madera de tres pisos, en las que se ubicaban las viviendas, oficinas y almacenes de los comerciantes. Cada casa está separada de las otras por estrechos y oscuros pasajes donde hay escaleras, galerías y estructuras abuhardilladas que aportan al lugar un característico ambiente agobiante y laberíntico.

Arquitectura noruega

Bryggen, Bergen – Foto: Martin Håndlykken – Visit Norway

Lo más reconocible del conjunto son sus fachadas de frontones empinados y colores ocres, blancos y amarillos situadas en fila frente al mar. Aunque su aspecto actual responde a diferentes reconstrucciones realizadas a lo largo del tiempo tras haber sufrido numerosos incendios a lo largo de su historia, los edificios más antiguos databan del 1150. En 1979 Bryggen y el edificio que alberga el Museo de la Hansa fueron declarados Patrimonio de la Humanidad.

Tras el periodo medieval, Noruega perderá su autonomía como reino. En 1380 pasa a formar parte del reino de Dinamarca convirtiéndose en un territorio satélite con su correspondiente falta de inversión en lo que a las empresas constructivas se refiere. Por este motivo, durante el Renacimiento no existen muestras arquitectónicas especialmente reseñables más allá de construcciones de carácter militar como las fortalezas de Akershus en Oslo o la incorporación en la fortaleza de Bergenhus de la Torre Rosenkrantz (1560), construida por el señor feudal Erik Rosenkrantz, que funcionó como torre residencial y defensiva.

Con la llegada del Barroco y posteriormente del Rococó, encontraremos varios ejemplos de arquitectura residencial. Entre los más destacados se encuentran el palacete Austrått en Trøndelag (1656), Stiftsgården (1774), residencial real situada en Trondheim y uno de los edificios más grandes realizados en madera de Europa y Damsgård (ca. 1770) en Bergen, una de las principales obras del rococó.

 

EL SIGLO XIX: INDEPENDENCIA Y RECONSTRUCCIÓN

El Siglo XIX traerá consigo una nueva realidad política para Noruega. Tras las guerras napoleónicas, Noruega es cedida a Suecia como territorio autónomo, con parlamento propio y constitución –que se firma el 17 de mayo de 1814. A esta nueva situación política se le suma el crecimiento económico que el país estaba experimentando desde la primera mitad del Siglo XVIII gracias a la explotación de sus recursos naturales, especialmente la madera.

Todo esto hizo que surgiese la necesidad de edificios y estructuras públicas que representasen a este naciente estado. El desempeño constructivo tendrá especial incidencia en la nueva capital, Christiania –más tarde pasará a llamarse Oslo–, que, como tal, requería la construcción de edificios gubernamentales que albergasen las distintas instituciones del Estado.

Arquitectura noruega Palacio Real

Palacio Real – Foto: Visit Norway

Si bien hasta el momento Noruega no había sido muy permeable a los estilos arquitectónicos desarrollados en Europa desde la Edad Media, a partir de entonces eso empieza a cambiar y muchos de los primeros edificios que se construirán en la primera mitad del siglo serán de estilo neoclásico. Será especialmente fuerte la influencia que tendrán los arquitectos neoclásicos alemanes sobre los arquitectos noruegos.

El primer gran proyecto que seguirá este estilo será el Palacio Real (1824-49) diseñado por Hans Linstow. Aunque hay un nombre que va a destacar en esta primera mitad de siglo y ese es el de Christian Heinrich Grosch, uno de los primeros arquitectos formados en Noruega, que se encargará de proyectar algunos de los edificios públicos más importantes de la capital como la Bolsa de Oslo (1826-28), el Banco de Noruega (1828), el teatro de Christiania (1836-37) o el primer campus de la Universidad de Oslo (1841-56).

En sus obras ya se empieza a intuir la presencia de elementos historicistas que van a estar muy presentes en la arquitectura noruega de la segunda mitad del XIX. Y es que los «neos» van a dominar el panorama arquitectónico a partir de este momento. La arquitectura neorenacentista va a tener gran incidencia en algunos de los nuevos edificios públicos realizados en Christiania como es el caso del Hospital Gaustad (1854) o la prisión de Botsfengselet (1844) realizados por el arquitecto alemán Heinrich Ernst Schirmer, la Galería Nacional proyectada por Adolf Schirmer, o el edificio del Storting o Parlamento Noruego (1860-66), realizado por el sueco Emil Victor Langlet.

Arquitectura noruega Storting

Storting – Foto: Didrick Stenersen – Visit Norway

La recuperación de lo medieval va a tener su reflejo en Noruega en obras como las iglesias neogóticas de Trefoldighetskirken (1850-58) en Oslo, realizada por los alemanes Alexis de Chateauneuf y Wilhelm von Hanno, Johanneskirken (1888-94) en Bergen, del arquitecto Herman Backer o el castillo de Oscarshall (1847-52) proyectado por Johan Henrik Nebelong.

El fin de siglo conocerá un estilo propiamente escandinavo llamado «estilo dragón», que será una evolución del «estilo suizo» –que también tendrá una gran incidencia en Noruega y se caracteriza por edificios con llamativas fachadas decoradas con pórticos y balcones– combinada con elementos vikingos, medievales y del arte vernacular noruego. El principal referente de este estilo será Holm Hansen Munthe, que proyectará edificios como el Restaurante Frognerseteren (1891) o Balthazar Langes Holmenkollen Sanatorium (1894).

 

PRIMER TERCIO DEL SIGLO XX

La tendencia historicista no va a cesar con la entrada del nuevo siglo, al menos durante el primer tercio. En este momento se hace efectiva la independencia de Noruega. En 1905, el parlamento noruego declara la disolución unilateral de la unión con Suecia. Se hace más necesaria que nunca una arquitectura que represente los valores nacionalistas y que refuerce las ambiciones de la nación por convertirse en un estado moderno.

El neoclasicismo sigue vigente en construcciones como el edificio del Ayuntamiento de Haugesund (1922), de Herman Munthe-Kaas y Gudolf Blakstad o la sede del Banco de Crédito Noruego en Oslo (1925), diseñada por Kristian Biong. Aparecerá el neobarroco en edificios como el almacén del puerto de Oslo (1916-20) de Bredo Berntsen o la central eléctrica de Såheim (1914-16), en Rjukan, de Thorvald Astrup y Olaf Nordhagen.

Arquitectura Noruega

Teatro Nacional de Oslo

Uno de los estilos que mayor influencia tiene en estas primeras décadas del siglo es el Jugendstil, variante aleman-escandinavo del Art Nouveau. La ciudad de Ålesund se reconstruyó en este estilo después de quedar devastada por un incendio en 1904. Sus edificios destacan por sus torrecillas, agujas y ornamentación decorativa con formas y motivos orgánicos.

En Bergen el mejor exponente de este estilo es el Teatro Nacional (1906-09) de Einar Oscar Schou y en Oslo destaca el trabajo de Henrik Bull entre cuyos proyectos están el Regjeringsbygning (1904) –antiguo edificio del gobierno y actual Ministerio de Finanzas–, el Teatro Nacional (1899) o el Museo de Historia (1902).

 

DE LOS AÑOS 30 A LA POSMODERNIDAD: EL ESTILO INTERNACIONAL LLEGA A NORUEGA

La modernidad arquitectónica llegará a Noruega a partir de la década de los 30. En este momento los arquitectos noruego se adscriben a la corriente internacional del funcionalismo –también conocido como Estilo internacional, Movimiento moderno o racionalismo. Este movimiento arquitectónico se introducirá en los países escandinavos tras la Exposición de Estocolmo de 1930 y será conocido coloquialmente como «funkis».

Aunque con matices propios según las distintas tendencias dentro del estilo, el funkis se caracteriza por el empleo de formas geométricas simples y estructuras regulares, la tendencia a una ordenación vertical-horizontal, la renuncia a la ornamentación y el uso de materiales de tipo industrial. El primer edificio noruego en este estilo será el Restaurante Skansen (1925-27), en Oslo, realizado por Lars Backer.

Ove Bang será uno de los arquitectos noruegos funcionalistas más destacados con obras como la villa Ditlef-Simonsen (1933) o el edificio Samfunnshuset (1934-1940), ambos en Oslo. En Bergen destacan los arquitectos Per Grieg con obras como los grandes almacenes Sundt (1938) o la Universidad de Psicología (1948) y Leif Grung con el edificio Blaauwgården (1936).

Arquitectura noruega Ayuntamiento de Oslo

Ayuntamiento de Oslo – Foto: Nancy Bundt – Visit Norway

En Oslo trabajaran importantes arquitectos como Erling Viksjø, que proyectó el Edificio del Gobierno (1946-59) y el Bloque Y en el barrio gubernamental (1956-70), Magnus Poulsson, arquitecto junto a Arnstein Arneberg del Ayuntamiento de Oslo (1931-50).

La década siguiente estará marcada por las figuras de dos arquitectos que representarán dos corrientes del funcionalismo. Por un lado Knut Knutsen. Su concepción de la arquitectura cuenta con una fuerte presencia de lo regional y está ligada al organicismo –cuya principal figura será Frank Lloyd Wright–, que apuesta por un equilibrio entre el hábitat humano y el mundo natural. Y por otro lado, Arne Korsmo, más cercano a los preceptos racionalistas de Le Corbusier. Ambos ejercerán una gran influencia en la generación posterior de arquitectos noruegos debido a que los dos serán profesores de arquitectura.

Arquitectura noruega Catedral del Artico

Catedral del Artico – Foto: Christian Roth Christensen – Visit Norway

En torno a la figura de Korsmo surge, tras la Segunda Guerra Mundial, el grupo PAGON (Progressive Architects Group Oslo Norway) del que formarán parte figuras como Odd Østbye, Håkon Mjelva, Christian Norberg-Schulz, Geir Grung y Sverre Fehn. Este último va a ser una de las figuras más sobresalientes de la arquitectura noruega contemporánea hasta ya entrado el Siglo XXI. Su trabajo supuso una renovación del funcionalismo al dar protagonismo a materiales como el cristal o la madera.

Esta renovación fue continuada por arquitectos como Knud Munk, que construirá el Grieg Hall (1967) en Bergen, Jon Eikvar y Sven Erik Engebretsen autores del Henie Onstad Kunstsenter (1968) en Oslo, o Jan Inge Hovig, arquitecto que proyectó la Catedral del Ártico (1965) situada en Tromsø. En la década de los 70 los arquitectos buscarán una arquitectura que equilibre lo racional con lo expresivo y en esta búsqueda va a sobresalir el tándem formado por Nils Slaatto y Kjell Lund, que adaptarán técnicas tradicionales de construcción a las demandas modernas de la arquitectura, creando edificios cercanos estéticamente al brutalismo.

 

DE LOS 80 A LA ACTUALIDAD

Desde los años 80 hasta ahora, la actividad constructiva en Noruega ha sido imparable. El crecimiento económico ha ido de la mano de la renovación y crecimiento de las ciudades así como del deseo por estimular aquellas zonas menos accesibles. La lista de proyectos y nombres que han destacado en estos últimos treinta años es tan larga que necesitaríamos un nuevo artículo para hablar de ellos. Por ese motivo nos vamos a detener solamente en dos proyectos que son especialmente significativos y nos sirven para tomar el pulso al estado de la arquitectura noruega en la actualidad.

El primero de estos proyectos es la renovación urbanística de Oslo que comienza en la década de los 80 y que continúa hasta hoy en día. Aunque esta transformación va a afectar a diferentes zonas de la ciudad, es especialmente interesante la renovación de la zona del puerto. El proyecto se inicia en 1984 con la intervención en Aker Brygge. Con ese punto de partida, se pretende convertir esta zona marítima en el eje cultural de la ciudad.

Arquitectura noruega Ópera Oslo

Ópera de Oslo – Foto: Didrick Stenersen – Visit Oslo

Su primer hito llegó en 2012 con la inauguración de la Ópera de Oslo, edificio situado en el área Bjørvika proyectado por el estudio Snøhetta, nombre imprescindible para entender el devenir actual de la arquitectura nórdica. La Ópera se ha convertido ya en un símbolo de la nueva Oslo. Al otro lado de la bahía se encuentra la zona de Tjuvholmen de cuya renovación se ha encargado el estudio de Niels Torp. Allí se sitúa el Museo Astrup Fearnley de Renzo Piano inaugurado también en 2012. La culminación de la transformación de la zona del puerto llegará en 2020 cuando se inauguren el nuevo edificio de la Galería Nacional proyectado por Kleihues + Schuwerk –situado en la plaza del ayuntamiento– y el nuevo Museo de Munch, proyectado por el estudio Herreros y situado junto a la Ópera.

El segundo proyecto que destacamos es el llamado Rutas Panorámicas de Noruega (Scenic Ruotes). Un proyecto iniciado en 1995 y compuesto por dieciocho rutas panorámicas que atraviesan el país de norte a sur y que tienen como objetivo revitalizar carreteras secundarias y poblaciones remotas evitando así la despoblación.

Arquitectura noruega Selvika

Scenic Ruotes. Havøysund – Selvika – Foto: Reiulf Ramstad Arkitekter

Se han construido áreas de descanso, como Ureddplassen en la ruta Helgelandskysten, realizada por el estudio Haugen/Zohar o Selvika de Reiulf Ramstad en la ruta Havøysund; miradores como Utsikten en la ruta Gaularfjellet o Bergsbotn en la ruta de Senja, ambos del estudio CODE, y monumentos conmemorativos como Steilneset, en la ruta de Varanger de los arquitectos Zumthor & Partner en colaboración con la artista Louise Bourgeois. Además de estos nombres, han contribuido a levantar las más de ciento cincuenta construcciones que conforman el proyecto otros como Snøhetta, Jensen & Skodvin o Carl-Viggo Hølmebakk.

Como hemos visto, la arquitectura noruega ha pasado por diferentes fases y momentos que nos han dejado un legado que los arquitectos de la actualidad se han preocupado por conservar y renovar. La arquitectura en Noruega hoy en día se caracteriza por una apuesta firme por la innovación sin perder de vista la tradición y teniendo siempre presente la sostenibilidad y el entorno en el que está inscrita como un valor más de la propia construcción. La suma de todo esto ha convertido al país en uno de los puntos de referencia internacional de la arquitectura actual.

 


Andrea Galaxina es licenciada en Historia del Arte y máster en Historia del Arte Contemporáneo y Cultura Visual por la UCM-UAM y el Museo Reina Sofía. Lleva la editorial Bombas para Desayunar desde la que investiga sobre el fanzine y la edición contracultural. Trabaja en una librería en Madrid y recientemente ha comisariado las Picnic Sessions, un festival de artes escénicas y sonoras que se celebra en el CA2M. Vivió en Noruega durante dos años en los que trabajó de guía enseñando Bergen a sus visitantes.


Este texto es parte del informe ¿Qué pasa en Noruega?