Foto: Web Danish Ministry of Climate, Energy and Utilities

Juntos por un futuro más verde: Dinamarca se adelanta en la lucha contra el cambio climático

Mientras la Cumbre del Clima de Madrid trataba de hacer reales los Acuerdos de París contra los gases de efecto invernadero, Dinamarca elevaba el listón anunciando su compromiso de reducir un 70% sus emisiones de CO2 para 2030. Con este ambicioso objetivo, el Estado danés ha dado un decisivo paso al frente con el que espera animar a otros países para que sigan su estela, y enfrentar así al cambio climático.

Dinamarca anunciaba, ya a finales del año pasado, que para 2030 habrá reducido sus emisiones un 70%. Esta promesa se hacía real en la Ley del Clima, aprobada por el Parlamento danés el 6 de diciembre de 2019, en pleno desarrollo de la COP25 de Madrid. El valor de este compromiso adquiere mayores proporciones si tenemos en cuenta que no es un simple acuerdo de gobierno, sino que con esta norma, suscrita por ocho de los diez partidos presentes en el Parlamento, el país se obliga, sea cual sea la composición política de los futuros Ejecutivos, a mantener el ritmo establecido en la reducción de emisiones.

«Necesitamos acelerar urgentemente la acción climática. Si no logramos un progreso real, pondremos al mundo en el camino hacia un desastre ambiental», afirmaba el Ministro danés de Clima, Energía y Servicios Públicos, Dan Jorgensen, poniendo voz a todo el Gobierno. Para 2050, Dinamarca mantiene su promesa de lograr las cero emisiones.

Copenhague ha querido dejar claro que esta Ley del Clima no es una mera expresión de intenciones, sino que espera avances reales, y para ello pone deberes estrictos a quien esté al frente del gobierno: cada año, deberá presentar y ejecutar un Programa anual de Acción Climática. Ese plan deberá contener medidas concretas para avanzar en la descarbonización de todos los sectores, desde la energía al transporte, o la agricultura.

«Está claro que la Ley del Clima no es una mera expresión de intenciones, sino que espera avances reales, y para ello pone deberes estrictos a quien esté al frente del gobierno: cada año, deberá presentar y ejecutar un Programa anual de Acción Climática»

La Ley complementa este compromiso con un ambicioso mecanismo de revisión que analizará, cada cinco años, tanto la puesta en marcha de acciones inmediatas como la reevaluación de los objetivos de reducción.
Además, para asegurar que la acción climática está presente en cualquier decisión política de relevancia, se ha creado un Comité para la Transformación Verde cuya función es asegurar que se cumpla ese mandato legislativo.

Con la Ley del Clima, y el acuerdo casi unánime de todo el espectro político con que el que se aprobó, Dinamarca ha convertido la reducción de emisiones en un asunto nacional, más allá de cuestiones ideológicas o partidistas. Y lo hace porque ha decidido que su acción contra el cambio climático tenga como guía los criterios científicos y no los políticos. Una iniciativa que supone un cambio total de paradigma en la manera tradicional de gobernar, y que va aún más allá cuando el ministro Jorgensen, afirma que «nuestros objetivos apuntan no solo a lo posible, sino a lo que la ciencia nos dice que es necesario. Nuestra tarea es hacer que lo necesario sea posible».

Tan ambicioso objetivo excede al alcance del sector público y por ello, el gobierno danés ha puesto en marcha hasta el momento trece acuerdos con las principales organizaciones del sector privado. Con su participación se quiere facilitar el camino hacia la sostenibilidad, como se hizo en 1991, acelerando la transición energética con la creación del mayor parque eólico marino.

 


María José Montesinos es periodista ambiental y se ha ocupado durante más de quince años de la información sobre medio ambiente en Heraldo de Aragón, donde dirigió el suplemento Frontera Azul (Premio WWF a la mejor sección de prensa escrita). Ha trabajado también en comunicación en la organización ambiental Ecodes y colaborado con SEO BirdLife. Actualmente dirige el espacio Por Naturaleza en Radio Nacional de España en Aragón y forma parte de la Junta Directiva de APIA (Asociación de Periodistas de Información Ambiental).


Este texto es parte del informe ¿Qué pasa en Dinamarca?