Nacido en las islas Feroe, Teitur comenzó en la música armando una banda con sus amigos. A los diecisiete años se mudó a Copenhague con su familia, donde continuó su carrera musical. Vivió durante unos años en Estados Unidos, Inglaterra y Suecia, hizo giras por todo el mundo pero luego de echar raíces volvió a su ambiente natural, en dónde todo empezó. Nos sentamos a hablar de su último disco que grabó en Argentina, de sus andanzas por Latinoamérica con el festival Días Nórdicos y de lo que se viene en su próximo álbum.
¿Estuviste tocando en Montevideo hace unos años?
Si, tengo un recuerdo muy bueno. El concierto fue en un rooftop y luego del concierto nos quedamos hablando con gente de la audiencia. Fue muy acogedor. Montevideo es de verdad un lugar muy especial y con mucha onda. Es increíble que sea un país muy famoso, y al mismo tiempo tan pequeño. ¡No me lo esperaba!
¿Cómo terminaste por allá?
Fue parte del tour que hicimos con el festival Días Nórdicos por Latinoamérica. Una experiencia inolvidable, ya que nunca había ido a Sudamérica. Fue un viaje que me inspiró tanto que volví para hacer el álbum Cazador de ostras. Conocí a gente increíble como Lucio Mantel y Axel Krygier que fueron parte de disco. Lucio vino a visitarme e incluso compartimos un music-lab en el Spot Festival en Aarhus.
¿Cómo surgió la idea del disco Cazador de ostras?
Fue muy espontáneo la verdad, contrario a lo que suelo hacer normalmente. Por lo general me preparó las letras, la música y tengo una estructura de lo que voy a hacer. Pero me aburrí de hacer eso, sentía que estaba muy en control y arrinconado. Necesitaba hacer algo completamente distinto a lo que siempre predico. ¡Tomé una decisión de último momento y me fui para Buenos Aires con cuarenta canciones!
¿Por qué Sudamérica?
En Sudamérica la gente es mucho más jovial, más relajada y de mente abierta. Especialmente con la música, te das cuenta de que es como un idioma. Tocas algo y la gente reacciona y sigue al compás. Decidí que eso era lo que quería seguir. Me contacté con Lucio y Axel y les pedí que consiguieran músicos con una variedad de instrumentos, que no tuvieran miedo de improvisar, de divertirse y jugar con la música, porque eso era lo que íbamos a hacer.
«Creo que la música es una fuerza curativa y en vivo lo sientes a flor de piel. La música nos ayuda a sanar. Creo que en estos tiempos raros deberíamos hacer un montón de música que nos ayude a sanar»
¿Cuánto llevó el proceso?
En total grabamos durante catorce días. Lo que hacíamos era elegir una canción y empezar a improvisar. La idea de fondo era descifrar todo en el momento. Fue caótico, muy a lo argentino con pausas de cigarro (risas) pero fue una experiencia increíble. Luego tuve mucho que editar, pero como había empezado la Covid, tenía todo el tiempo del mundo.
¿Qué destacas de la experiencia?
Lo más importante fue la mezcla espontánea, que le dio a la música ese «heart & soul» que estaba buscando. Los resultados fueron inesperados y mucho mejor de lo que esperaba. Eso es, en definitiva, lo que trae juntar distintas culturas.
¿Empezaste tu carrera en las islas Feroe y luego te mudaste a Copenhague por la música?
No, la verdad es que me mudé siguiendo a mis padres y tenía esperanza de que la escuela de música fuera mejor, ya que Dinamarca es un país más grande. Y así fue. La escuela a la que fui tenía facilidades increíbles y podías a acceder a miles de CDs en aquel tiempo para llevar a tu casa y escuchar. Al mismo tiempo Internet estaba recién empezando y eso me voló la cabeza. Empecé a descubrir todo tipo de música y conocí a gente muy talentosa. Me pasaba escribiendo canciones y luego de graduarme me fui a los Estados Unidos a trabajar para una compañía donde mi trabajo era escribir canciones. Un sueño hecho realidad. Y así fue como empezó todo.
¿Qué es lo que más te inspira al escribir?
Puedo escribir de cualquier cosa, la verdad. Lo que me inspira, o más bien lo que me divierte, es el proceso creativo de inventar algo escribiendo. Por eso escribo de todo y sobre todo. La modernidad, sentimientos, cosas inexploradas. Por ejemplo, creo que es divertido tomar un objeto como un lápiz y escribir sobre ello. Lo importante para mi es encontrar la música perfecta para lo que quiero decir.
¿Qué planes te depara el futuro?
¡No paro de crear! En unos meses sale un álbum que trabajé durante la pandemia. Y me voy a California a grabar un disco inspirado en las cartas que le mandan a Julieta en Verona. Estuve de visita unos años atrás y me inspiró enormemente. Ya veremos qué sale de ello.
¿Tienes planeado salir de gira?
Tengo algunos conciertos durante el verano. Me encanta tocar en vivo pero es complicado, a veces me gustaría estar en dos lugares al mismo tiempo. Ahora que soy padre quiero disfrutar de mi hijo, era distinto cuando estaba en mis veintes. Pasan dos días y me siento raro estando lejos de él.
Pero estuve tocando en Berlín recientemente y fue hermoso. Se notaba que la gente extrañaba los conciertos en vivo. Creo que la música es una fuerza curativa y en vivo lo sientes a flor de piel. La música nos ayuda a sanar. Creo que en estos tiempos raros deberíamos hacer un montón de música que nos ayude a sanar. Y eso es lo que he estado haciendo.
Cazador de ostras, el disco
El prominente músico feroese sorprende con su álbum Cazador de ostras, un título que no necesita traducción porque es en español. Y es en honor a que fue grabado en Buenos Aires con músicos argentinos. Un disco internacional, editado en las islas Faroe y mezclado en Inglaterra.
La historia detrás de este álbum lo hace más cautivador. En busca de algo diferente a su usual proceso creativo, Teitur se embarcó hacia Argentina con ideas en unos simples borradores de lo que quería crear en su próximo álbum. Allí invitó a varios músicos locales como Lucio Mantel, Axel Krygier y la mendocina Mariana Parawäy –con quien hace un dueto en Broken Stars–, que lo ayudarán a finalizar sus ideas. Probaron con distintos instrumentos de percusión y otros como bandoneón, arpa y charango. Esta gama de sonidos dio nacimiento a Cazador de ostras, que hace alusión al ave nacional de las Islas Feroe («Tjaldur»).
Comenzando con el single You’re Are Just Like Me, Teitur establece el positivismo en el que se basan las canciones que son mitad en inglés y mitad en faroés. El tono de las mismas es en general melódico, algo característico del cantautor faroese y está omnipresente su habitual melancolía. Pero hay otras como Læg mer at dansa con claras influencias sonoras sudamericanas y un coro en español que «te enseña a bailar».
La combinación de culturas hace de éste un álbum único y original, el de un cantante faroese que incursiona en los sonidos latinos. El resultado es una alegría para los oídos.
Cazador de ostras está editado por Arlo And Betty Recordings.
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