Arte Noruega

Recorrido por el arte contemporáneo noruego

La historia del arte moderno en Noruega está capitalizada por un nombre: Munch. Pero, además, el arte local ha contado y cuenta con otros interesantes nombres y propuestas que, unidos a la apuesta por parte de las instituciones por apoyar la creación plástica y visual contemporánea, lo convierten en uno de los más sugerentes del panorama europeo.

 

MUNCH Y LA MODERNIDAD

La modernidad en el arte llegó a Noruega de mano de uno de los grandes artistas de la historia del arte occidental: Edvard Munch. Su figura no sólo ha sido trascendental para el país nórdico, sino también para el resto del continente. Su pintura rompió con el academicismo imperante en ese momento –finales del Siglo XIX.

Tras sus viajes a París, Munch tradujo a su propio lenguaje pictórico las influencias de Van Gogh, Gauguin y Toulousse-Lautrec, que también estaban contribuyendo a la ruptura del arte moderno. La expresión como base de su obra, por encima del dibujo, el color y la composición, y la deformación de la figura hasta unos extremos nunca vistos hasta entonces son las señas de identidad del pintor de Løten y reflejo de un estado de ánimo que pone de manifiesto la crisis existencial e ideológica que vivían tanto los artistas como la propia sociedad europea de finales de siglo.

La influencia francesa no sólo será patente en la obra de Munch. El arte realizado en Noruega hasta pasada la segunda mitad del Siglo XX tendrá a Francia como referente principal. Los inicios del Siglo XX, dominados por las vanguardias, contarán en Noruega con algunos nombres que se adhirieron al lenguaje cubista. Destacan los pintores Thorvald Hellesen, Ragnhild Kaarbø, Ragnhild Keyser o Charlotte Wankel en cuya obra encontramos referencias más o menos evidentes a Picasso, el orfismo y sobre todo a Fernand Léger y el purismo de Ozenfant y Le Corbusier.

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1. Edvard Munch. El grito. 1893 / 2: Thorvald Hellesen. Autorretrato. 1909 / 3: Ragnhild Kaarbø. Komposisjon med hode. 1925 / 4: Charlotte Wankel. Esel. 1926

La tendencia expresionista también tendrá sus exponentes en Noruega con figuras como la de Aage Storstein, Rolf Nesch, Aksel Waldemar Johannessen, Kaj Fjell, Arne Ekeland, Alf Løvberg o Erling Enger que estarán influidos por pintores franceses como Matisse, los fauvistas o Dufy, pero también por los alemanes Grosz o Beckmann y los grupos Der Blaue Reiter y Die Brücke.

En estos inicios de siglo también vamos a encontrarnos con ejemplos de arte mural, como es el caso de Alf Rolfsen –autor de los murales del Ayuntamiento de Oslo– que, por medio de un vocabulario moderno, incorporará la temática histórica en su pintura. También de arte textil, con la obra de Hannah Ryggen, reivindicada recientemente y que nos sitúa ante una artista revolucionaria, comprometida y fascinante.

Según avanza la primera mitad del Siglo XX algunos artistas noruegos abrazarán el surrealismo como la corriente a través de la cual expresarse. Aquí encontramos a pintores como Bjarne Rise y Karen Holtsmark o al fotógrafo John Olav Riise.

 

LA REACCIÓN ABSTRACTA DE MEDIADOS DE SIGLO

Pasada la guerra, se encara el ecuador del siglo y llegan a Noruega las corrientes pictóricas que se difunden desde Nueva York, nuevo centro neurálgico de la modernidad del arte. La reacción a la figuración socialista se materializa en la nueva abstracción capitalizada por el expresionismo abstracto. Los artistas cubren grandes lienzos con manchas de pintura. La materialidad de la pintura acapara todo el protagonismo y la pincelada enérgica y agitada se impone como eje de la composición.

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1: Jakob Weidemann. Veien til Jerusalem. 1965 / 2: Knut Rumohr. The Bullfighters. 1954 / 3: Inger Sitter. Woodstock. 1970 / 4: Gunnvor Henriette Advocaat. Gult over sort. 1974

Artistas como Jakob Weidemann, Knut Rumohr, Inger Sitter adoptarán la tradición iniciada por Pollock y De Kooning, pero su obra también se dejará influir por el cercano –tanto geográfica como estéticamente– grupo Cobra. Frente a esta tendencia apasionada y explosiva, en Noruega también encontraremos ejemplos de pintura expresionista de grandes planos de color controlado que ponen de manifiesto la tensión interior presente en la obra. Este será el caso del trabajo de artistas como Gunnvor Henriette Advocaat, Anna-Eva Bergman, Irma Salo Jæger, Ludvig Eikaas o el colectivo Gruppe 5 formado por los pintores Håkon Bleken, Halvdan Ljøsne, Lars Tiller, Roar Wold y Ramon Isern.

El avance de la década de los 60 y los inicios de los 70 traerán consigo nuevos movimientos que interpelarán directamente a la reacción física que la obra produce en el espectador. Surgen así el op art y el arte cinético, que jugarán con la reacción del ojo ante el objeto artístico. Una de sus mejores representantes en Noruega será la escultora Siri Aurdal. También se produce en este momento una recuperación de la abstracción en su estado más puro y geométrico, una suerte de neo constructivismo que podemos observar en la obra de pintores como Gunnar S. Gundersen y Odd Tandberg, o en la escultura de Arnold Haukeland, muy cercana al cubismo.

 

UNA VUELTA A LA FORMA

Si bien la abstracción se va a imponer en los inicios de la segunda mitad del siglo como el lenguaje preferente, habrá artistas que busquen precisamente una reacción radical y reivindiquen el arte figurativo que apela a la cotidianidad, a lo banal y a la cultura popular. Estamos hablando, por supuesto, del pop art, que tendrá en Noruega interesantes representantes como fue el caso de las esculturas de Sidsel Paaske, o de las pinturas de autores como Hariton Pushwagner, Per Kleiva o Morten Krohg en las que vemos claramente la influencia del pop art americano encabezado por Warhol, Rauschenberg o Jons.

Además del pop, esta tendencia figurativa conectará a los artistas noruegos con la obra de otros pintores que retomarán esta tradición de maneras muy distintas. Entre ellos encontramos a Hopper, pintor norteamericano del que beberá Alf Magne Austad, o a Bacon, cuya disolución trágica de la forma influirá a artistas como Knut Rose o Håkon Gullvåg.

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1: Hariton Pushwagner. Fokus / 2: Alf Magne Austad. Ettermiddagssol. 1987 / 3: Knut Rose. Uvanlig utpost. 1978 / 4: Håkon Gullvåg. Scooteren. 2011

La pintura figurativa, que se encuentra cercana a la abstracción pero que no deja de hacer referencia a una realidad reconocible y donde la figura se deforma hasta el límite. va a ser un recurso ampliamente utilizado por algunos artistas noruegos como Marianne Bratteli, Eilif Amundsen o John David Nielsen, que harán del retrato, las escenas cotidianas y la pintura de interiores su temática principal llevándonos de nuevo a Munch como principal referencia.

En el terreno escultórico, el nombre clave será el de Nils Aas. Algunas de sus obras se han convertido ya en símbolos de las ciudades en las que se encuentran, como su escultura del rey Haakon VII en Oslo o la de Ibsen en Bergen.

 

LENGUAJES QUE SE MULTIPLICAN

La década de los 70 es el momento en el que los lenguajes tradicionalmente usados en el arte, la pintura y la escultura, pasan a un segundo plano, ensombrecidos por las nuevas corrientes que harán un uso muchas veces insospechado de otros elementos y técnicas para la expresión artística.

Estas nuevas prácticas plantearán una nueva materialidad de la obra de arte y también una nueva relación con el espectador, que ya no se limitará a ser un mero agente pasivo, sino que muchas veces participará activamente de ella. La performance y el happening serán los lenguajes que definirán este momento y que serán utilizados por artistas y colectivos como el Gruppe 66 –que más tarde se disolverá formándose uno nuevo llamado Gruppe Lyn–, Kjartan Slettemark o Wencke Mühleisen.

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1: Gruppe 66 / 2: Kjartan Slettemark. Nixon Visions. 1971 / 3: Rolf Aamot. Solen/Vårsol. 2008 / 4: Aase Texmon Rygh. Møbius trippel. 2013

La aparición de nuevas tecnologías cada vez más accesibles hace inevitable que éstas se postulen como potenciales herramientas para el desarrollo de nuevas prácticas artísticas. Será el caso del videoarte, que se inicia a mediados de los años 70 y que en Noruega tendrá importantes representantes como Rolf Aamot, Kjell Bjørgeengen y Marianne Heske.

En estos momentos también se vive un desplazamiento en el terreno de lo que podríamos considerar escultura, que pasa a diversificarse y ampliarse, lo que da paso a propuestas más complejas a un nivel conceptual. Estas pasan a denominarse instalaciones y en ellas se persigue un concepto ampliado de arte. Aunque en Noruega seguiremos viendo escultores que trabajan con preceptos más clásicos y cuyas obras siguen recogiendo influencias de la escultura formalista, geométrica y cubista, como es el caso de la obra de Aase Texmon Rygh o Bård Breivik, otros empezarán a poner el acento en el proceso y el concepto como vemos en la obra de Iver Jåks, Jon Gundersen o Per Inge Bjørlo.

 

LA MEZCLA DE LA POSMODERNIDAD

Si en los años 70 se introducen nuevos lenguajes en el arte, en las décadas posteriores veremos una disolución, una mezcla y un uso desprejuiciado de estos mismo lenguajes. El trabajo de los artistas ya no se define por el uso único de un solo método de expresión sino por la multiplicidad. Este uso múltiple se puede ver, por ejemplo, en la obra de Vibeke Tandberg donde la fotografía se mezcla con la instalación, la pintura conceptual y el uso de otros medios como el escáner.

Pero también podemos citar la obra de Knut Åsdam, que ha conseguido la atención internacional con sus videos, fotos de grandes dimensiones e instalaciones, o la de Kurt Johannessen, en la que mezcla la performance, la edición de libros y el dibujo. En este momento también encontramos ejemplos de grupos que a partir de la performance amplían su práctica hacia el teatro, el videoarte, el arte sonoro y el activismo político. Baktruppen será el ejemplo más paradigmático de esto en Noruega. El vídeo y las nuevas tecnologías también se incorporarán a montajes más complejos donde se entrecruzan con otros dispositivos, tal y como vemos en la obra de Pia Myrvold o de Ann Lislegaard.

En el terreno escultórico vamos a encontrarnos con varias tendencias, como aquella más clásica donde el objeto está claramente definido aunque la figuración haya mutado hacia formas orgánicas y casi vívidas, como ocurre con la obra de Torbjørn Kvasbø. Pero va a ser la instalación lo que a partir de ahora prime sobre formas más clásicas. Entres los ejemplos más impresionantes de artistas que utilizan la instalación encontramos a Børre Saethre cuyo trabajo busca la interacción con el espectador y la provocación de una reacción a través del uso sorprendente de elementos descontextualizados.

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1: Vibeke Tandberg. Old Man. 2015 / 2: Torbjørn Kvasbø. Tube Form. 2013 / 3: Børre Sæthre. My Private Sky. 2001 / 4: Elmgreen & Dragset. The Future. 2014

El dúo noruego-danés Elmgreen & Dragset, por su parte, se valdrá de grandes montajes con un lenguaje cercano al pop para reflexionar tanto sobre problemas sociales y culturales como sobre el propio arte contemporáneo. Otro artista que intervendrá el espacio con sus piezas site-specific será Per Barclay, que invita al espectador a la reflexión a partir de sus obras de grandes dimensiones.

Por supuesto y a pesar de la introducción de todas estas múltiples opciones expresivas la pintura va a sobrevivir y vamos a seguir encontrando interesantes propuestas que oscilan entre la pintura figurativa y las diferentes vertientes de la pintura abstracta. En el primer grupo encontramos la pintura de grandes dimensiones como vemos en la obra de Vebjørn Sand, la figuración kitsch clasicista de Odd Nerdrum, el uso del ensamblaje y el óleo con un toque naif de Leonard Rickhard. En el segundo tenemos a Bjørn-Sigurd Tufta y su pintura minimalista, el neoexpresionismo abstracto de Olav Christopher Jenssen y de Mari Slaattelid o la expresividad salvaje cercana al grafiti de Bjarne Melgaard.

 

LA EFERVESCENCIA DEL AHORA

La actualidad del arte noruego se caracteriza por su efervescencia y por la cantidad de nombres que están aportando a la escena artística internacional. Esta proyección viene en parte auspiciada por el apoyo que se da por parte de las instituciones públicas a los proyectos artísticos que se están generando en el país. El arte del ahora en Noruega sigue con la dinámica iniciada en las décadas inmediatamente anteriores con una utilización de múltiples lenguajes y se inserta, asimismo, en las diferentes tendencias del contexto internacional.

Así, encontramos una serie de artistas que utilizan la instalación combinada con distintos recursos como en el caso de la obra de Eline McGeorge, donde la pintura y el dibujo tienen una gran presencia, o el de Ane Graff, cuyas instalaciones tienen un claro componente escultórico. Este es también el caso de la obra de Tiril Hasselknippe. Los materiales que utiliza son los protagonistas, en especial el cemento, la piedra y la arena.

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1: Ane Graff. States Of Inflammation. 2019 / 2: Camilla Løw. Alphabet Street. 2012 / 3: Ann Cathrin November Høibo. Sin título. 2014 / 4: Anja Carr. Peachy Blue. 2016

Por su parte, en la obra de Camilla Løw, vemos una vuelta a la escultura de vanguardia con citas al op art, a la escultura neoplasticista y constructivista y a la obra de Duchamp. El uso de elementos textiles será la base de la obra de Ann Cathrin November Høibo, que alternará con la incorporación de otros elementos para componer piezas con una fuerte carga narrativa.

Especialmente interesante es la escena ligada a la performance. En ella encontramos nombres tan sugerentes como el de Anja Carr, artista polifacética que además destaca con sus instalaciones pop cargadas de ironía y crítica al sistema capitalista.

La denuncia al sistema será el principal componente de la obra del colectivo Alt Går Bra –del que forma parte la artista de la performance Agnes Nedregård– y la llevan a cabo a través de acciones performativas y publicaciones en papel. Las performances del músico y artista Amund Sjølie Sveen también buscarán poner sobre la mesa los problemas derivados de la economía de mercado y el mundo globalizado. Un nombre especialmente destacado de la performance en Noruega será el de Tori Wrånes, quien toma elementos de la mitología escandinava en sus obras, con una gran carga poética y visual.

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1: Tori Wrånes, Mom, Don’t You Miss The Real Me. 2015 / 2: Frida Orupabo. Keeping It Together I, 2016-2017 / 3: Camille Norment. Rapture. 2015 / 4: Torbjørn Rødland. Midlife Dilemma. 2015

Es interesante también el caso de artistas que, si bien no han nacido en el país, sí que lo han elegido como el lugar desde el que desarrollar su carrera. Encontramos así a Frida Orupabo, de origen nigeriano, cuyos collages articulados nos presentan una reflexión sobre la raza, la violencia, las relaciones familiares o el género, y a Camille Norment, artista inglesa que combina la instalación y el arte sonoro.

Pero si hay un nombre que destaca en el campo del arte sonoro será el de la noruega Jana Winderen. El uso de herramientas multimedia interviniendo en el espacio público va a estar muy presente en la obra de la artista A K Dolven, mientras que el dúo Bull.Miletic es de los más destacados en el terreno audiovisual.

Este pequeño repaso por el arte de la actualidad no se puede olvidar de dos artistas cuya obra forma parte de la colección de algunas de las instituciones más importantes del mundo: Fredrik Værslev, que realiza pintura conceptual de gran formato, y el fotógrafo Torbjørn Rødland, que destaca por sus retratos.


 

EL PAPEL DE LAS INSTITUCIONES Y LOS ESPACIOS PARA EL ARTE

Para finalizar, no podemos dejar de hacer alusión al importante papel que están teniendo las diferentes instituciones y organismos que contienen, apoyan y estimulan la creación artística y cultural en Noruega. Sin duda su trabajo ha sido esencial para que la producción artística del país haya crecido exponencialmente en los últimos tiempos, tanto en cantidad como en calidad, y también para la promoción del arte noruego, que ha traspasado las fronteras del país y ha logrado convertirse en un lugar de referencia por el apoyo que desde las instituciones se da a las artes.

Así, es trascendental el papel de organizaciones como OCA (la oficina noruega para el arte contemporáneo), creada por los Ministerios de Cultura y Asuntos Exteriores, que promueven y apoyan el arte contemporáneo noruego tanto dentro como fuera del país y proporcionan una estructura formada por residencias, becas y otras ayudas que contribuyen a su fortalecimiento y expansión.

A esto se le une una serie de centros de arte que ofrecen un espacio único para la creación contemporánea, tales como el Nordisk Kunstnarsenter Dale en Sunnfjord o el North Norwegian Artist Center en Svolvær. También ferias, como la Høstutstillingen, la más importante de arte contemporáneo en Noruega, o eventos como la bienal Article en Stavanger, dedicada al arte y la tecnología, el Performance Art Oslo y la OsloBiennalen o la bienal Momentum en la ciudad de Moss, solo por citar algunos. Por supuesto, no podemos olvidarnos de los museos, entre los que destacan el Astrup Fearnley y el Museo de Arte Contemporáneo –que actualmente está cerrado y cuya colección formará parte del nuevo Museo Nacional que se abrirá en 2020– ambos en Oslo, el Køde en Bergen, el Rogaland Kunstsenter en Stavanger y el Trøndelag Senter For Samtidskunst en Trondheim.

La existencia de un número tan amplio de museos e iniciativas de apoyo nos da una idea de la apuesta decidida que Noruega ha hecho por el arte, algo que sin duda está teniendo unos resultados más que positivos.

 


Andrea Galaxina es licenciada en Historia del Arte y máster en Historia del Arte Contemporáneo y Cultura Visual por la UCM-UAM y el Museo Reina Sofía. Lleva la editorial Bombas para Desayunar desde la que investiga sobre el fanzine y la edición contracultural. Trabaja en una librería en Madrid y recientemente ha comisariado las Picnic Sessions, un festival de artes escénicas y sonoras que se celebra en el CA2M. Vivió en Noruega durante dos años en los que trabajó de guía enseñando Bergen a sus visitantes.

Ana Flecha Marco es licenciada en Traducción e Interpretación por la Universidad de Salamanca, máster en Edición por la Universidad Autónoma de Barcelona y se dedica principalmente a la traducción de libros. Vivió en Noruega durante cinco años. Allí estudió el bachillerato y, años después, trabajó como profesora de ELE. También ha sido guía en el Museo Hanseático de Bergen.


Este texto es parte del informe ¿Qué pasa en Noruega?